1/16/2013

Cliché de viajes


Las puertas de mis expresiones estarán eternamente abiertas. Si gritaran mis lineas en tonos ofensivos me disculpo posando mi zurda rodilla en el suelo y ofreciendo mi coronilla. No existen intenciones de crear fuego. Sin embargo necesito dejar escapar un poco o la misma tinta me va a matar.



Besos, abrazos y Verbos Cardíacos en Fa sostenido en honor a su majestad. Fanfarrias justas y merecidas.

Algunas paginas atrás en la bitácora. Alternativo presente por voluntad y elección.
Cuando inicié el viaje que aun hoy me circunda contemplé muy profundo y en silencio la posibilidad de que en realidad mis equipajes pudieran ser excusas y escapismos disfrazados. Se que algunos congéneres de mis nativas tierras así lo piensan y no los culpo, pues solo veras en el cielo las constelaciones que conoces.
Sin embargo, he recorrido ya muchos valles diferentes desde aquel anochecer en el que me despedí y comencé a caminar descalzo, y en la noche de anoche sentado entre las piedras, mientras cenaba musgo y semillas de vaya a saber alguien que era eso, recordé los juicio con superpoblación de fiscales y me permití esbozar una sonrisa.
Sobran profetas vagabundos buscando mentes abiertas y frágiles donde sembrar, y estando ya acostumbrado a ellos y sus trucos de prestidigitacion visceral me presto a su juego escondiendo mis propias cartas. Me resulta muy gracioso y algo frustrante cuando la realidad se manifiesta y evidencia sus falacias.
Algunos se avergüenzan y se retiran en silencio otros se enfurecen y maldicen invocando dioses antiguos y maleficios orientales. Permanezco en silencio porque se que sus magias no logran alcanzarme.
Uno de estos profetas literalmente recordó que alguien lo esperaba, y corrió como quien llega tarde a la cita con la muerte. Me cansé de jajajear mientras el corredor me espía desde los arbustos.
Relato con humor en mi bitácora estos encuentros para escapar un poco del aburrimiento de los reyes sin reino, reinas sin trono y bla bla bla... siempre los mismos cuentos, siempre los mismos finales. A los sumo estos narradores inventan nombres, o exageran un poco para darle misticismo a ese relato que me se de memoria desde el día que partí.

Voy a seguir gastando suelas hasta que en algún momento alguien se digne a contarme alguna historia nueva, sin exageraciones innecesarias, sin héroes ni bandidos, sin poesía de mierda. Hasta entonces releo mis propios evangelios.
Si esta noche llueve pienso ahogarme.

Se me esta muriendo la esperanza de llegar a la tierra que nadie me prometió.

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