6/01/2012

Telones

Y he aquí la verdad expuesta. Innegable la certeza de mi palabras cuando cante subliminal mente de una manera tan directa que no se entendió. Se plantó entre nosotros con suaves brisas frescas y de repente y sin notarlo hizo de todo su dominio e imperio.
Otoño llego, como en sus anteriores expresiones,
con la potencia que lo caracteriza. Acariciando el cabello de estos transeúntes que ajenos a los hechos reales de la ilusoria vida, arrastrando a la deriva cientos de emociones y expresiones verbales sin fondo, promesas de enamorados y tantas lagrimas de amadores amateurs.
Y como no podía ser de otra manera, porque así es perfecto (y no te atrevas a cuestionar) caen cual hojitas los muertos en vida que ya no entran en los cajones cotidianos. Yacen ahí expuestos preparados para los llantos de los que viven sin profunda interpretación de la vida misma, así como si fuéramos coincidencias químicas de elementos en ebullición. Humanitos míos, bienvenidos al incinerador de fantasías.
Donde los dramas aburrieron a un publico en exceso detallista y perfeccionista hasta el suicidio cardíaco. Sin  aplausos ni ovaciones los actores se retiran. Sin reverencias, sin telón siquiera.
Sedimentados ya por su propio peso los hechos tocan el fondo de este barril con fondo y con retorno, nada mas simple que ser y hacer en contraposición de lo que creemos ser y no hacemos. Y no. No es mi intención abusar de los juegos de palabras para causar confusión es usted, lector ocasional.

Me alegre cuando los primeros cadáveres victimas de la gravitatoria fuerza aplastaron su rostro en esas baldosas de vainillas amarronadas. Exprimí hasta donde pude la reseca tinta de esa laguna oscura sobre mis evangelios personales y heme aquí, ahora en un estado en el que no me hallo desde que falleció por Amor la facetada personalidad. 
La mezcla culinaria perfecta de sal, Amor, te extraño y azucares húmedas mal estacionadas. Un banquete que si bien no es el mas sabroso, solo paladares refinados y experimentados en el arte de catar profundidades pueden darse.
Llévate todo. Que tus brisas arranquen de raíz los cuerpos y crucigramas de expresiones humanas. Que nada quede si es posible, el resto sera incinerado por quien narra y lo importante, lo realmente importante lo atesoro por eones en el pecho y entre sienes.
Treguas frágiles y tratados hipócritas entre las enemigas fauces que se atan a una guerra sin heroicos principios ni ideales que defender. No porque falten a su existencia, simplemente jamas se hallaron amenazados. La exposición de los mismos basta para hacer retroceder cualquier invasión.
Mira que simple puede ser todo. Observar niños jugando, una pelota quieta en un patio sin sonidos, un tren no termina de llegar y mis ganas de no reposar en eternos escapes a la lucidez de sonatas inaudibles para ustedes, humanitos míos.
Me sereno para evitar romper mi palabra, la cual cumplo cual emitida. Aunque se me acusase de crímenes cometidos y tal vez no. 
Es hora de aplicar tantos discursos regalados, tantos consejos, tantas soluciones. Tengo la oportunidad de aprender una vez mas, gracias papá. 
Me reservé los detalles porque siempre escribo al mismo destinatario, quien conoce los detalles incluso tal vez en mayor profundidad que el mismísimo yo.
Sean las cadavéricas hojas arrebatadas por el viento acompañadas de las dramáticas selvas de palabras disparadas en vano. Y ardan. 
No voy a despedirme. No es necesario. 




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